Soy Carlos y tengo 26 años, nacido y criado en Yerbas Buenas, una comuna cercana a Linares, ahí, junto a mis 4 hermanas, viajábamos diariamente a estudiar a Linares. Cuando termine Cuarto Medio, los directivos del colegio, Instituto Linares, me contactaron para poder “postular” a una beca que entregaba una fundación, para mí en esa entonces desconocida.
Mi época escolar significó un desarrollo muy importante, dónde pude realizar distintas actividades de ayuda social que me llenaban el corazón y conocer a muchos de mis mejores amigos, sin embargo, llegó el momento en que tendría que dejar tanto a ellos, como a mi familia para poder estudiar Construcción Civil en la Universidad Católica, en Santiago, para ese entonces la “caótica ciudad”.
El 2013 ingresé a mi carrera y llegaba a una nueva ciudad, en donde había que aprender todo al mismo tiempo, desde los conocimientos universitarios cómo la vida citadina, que con llevaba a su vez nuevos gastos, los que pude costear debido al aporte mensual que realizaban los “Amigos de Linares” y así pude dedicarme al cien porciento a mis estudios, logrando ser Matrícula de Honor (mejor promedio de la generación) el primer año. Pero aún me faltaba llenar ese espacio en mi vocación que tenía por el servicio público, de esta forma a medida que avanzaban en la universidad tuve la oportunidad de participar en diferentes proyectos sociales, llegando a liderar 3 de ellos y ser parte de un centro de estudiantes, y candidato a la FEUC… Pero ¿por qué les cuento esto?, y la respuesta es que no podría haber logrado el desarrollo universitario y mi vocación, ya que seguramente hubiera necesitado trabajar en mis tiempos libres sin la ayuda de la fundación.
La fundación me ayudo en todo mi proceso universitario, además de reunirnos anualmente para conocer a los “Amigos de Linares”, y poder concretizar en rostros a aquellos que aportaban, y que tanto yo, como mi familia se lo agradecen de corazón. No puedo dejar de mencionar y agradecer profundamente a Alfredo y Gonzalo, mis padrinos de la fundación que estaban en constante contacto conmigo, y fueron fundamentales en poder encontrar mi práctica profesional.
El 2017 terminaba mi carrera y era oficialmente Constructor Civil, pero, en la universidad descubrí una nueva pasión y que se unía a mi vocación social, la docencia (“ser profe de U”), y el 2018 ingresé a un magíster en Construcción Sustentable y sin darme cuenta ya termine mi magíster y me encuentro en mi tercer año de doctorado en Ciencias de la Ingeniería en la UC, cada día más cerca de lograr mi sueño de ser Profe. Agradezco mucho el apoyo de la Fundación Amigos de Linares, y me gustaría que muchos más jóvenes tengan esta oportunidad, ya que creo que no fue solo un aporte de dinero mensual, sino que fue ganar a una linda comunidad, que de alguna u otra manera conocen esta tierra, ya sea por esas vacaciones en “el campo” o por algún o alguna linarense que llego a sus vidas, a cada uno de ustedes: ¡Muchas Gracias!
